La cabaña nace para satisfacer la irrefrenable necesidad de estar a solas conmigo misma. Cualquier montañero entenderá muy bien a lo que me estoy refiriendo. Basta remontar la fatigosa subida, coronar una cresta y expandir la mirada para darse cuenta de la necesidad de trepar solo sobre uno mismo: la más difícil de las travesías humanas. Allí todo es más puro, el límpio y fresco viento de la cumbre, azota y allana los laberintos del alma, poniendo un poco de orden y paz, donde antes no lo había. Y se experimenta, junto a toda la pequeñez personal, la más honda soledad acompañada por la presencia de los otros en el recuerdo.
Han quedado allá lejos las prisas de la vida en el paisaje urbano. Aquí no hay prisa para llevar enseguida y a todas partes el propio vacío. Aquí la vida personal se vuelve densa y maciza con la experiencia de lo intemporal y la copresencia de todos.

martes, 4 de octubre de 2011

Grosera hasta decir basta.



Si es que no aprendo. Por más que me repito a mí misma que es la última vez que le doy los "buenos días", al final, siempre acabo haciéndolo. Estoy hasta la peineta de que su respuesta sea el absoluto mutismo.
En un principio pensé que no hablaba nuestro idioma, salta a la vista que es extrangera, pero pasado un tiempo supe que no sólo lo hablaba a la perfección, sino que además, llevaba más años que Matusalen viviendo en la isla. Para mi desgracia me la encuentro en todas partes y a todas horas, se repite más que los ajos.
Cualquier clase de saludo, cuando nos encontramos con una persona sólo vagamente conocida, o con desconocidos a quienes las circunstancias acercan de modo particular, se hace cada vez más raro, pero es que este cacho de carne con ojos lo lleva al extremo.
Cuando era niña, mi madre siempre me decía que el saludo no se le niega a nadie. Ahora que soy mayor y tengo la responsabilidad de educar a mis hijos, siempre les he inculcado respetar, al menos, unas normas básicas de cortesía. "Gracias", "por favor", "Buenas noches, tardes o días".
Pero está visto que debo de estar desfasadísima porque una de dos, o la mayoría de la gente te aborda, como decía Arturo Pérez Reverte, en plan compadres que frecuenten el mismo puticlub; o en el extremo opuesto, ante un saludo, no dicen ni esta boca es mía.




8 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Pues yo te diré: la educada eres tu. Sigue saludando, no te contagies de su grosería.
A no ser que prefieras ser como ella.
Quizá mejor, al saludo, añádele la sonrisa: te sentirás mejor cada día.

Kassiopea. dijo...

Hay gente muy maleducada. Tú salúdala, la que queda mal es ella.

Luismi dijo...

No hay mayor desprecio, que hacerles aprecio. ¿O era al revés?

Salúdala lo más cariñosa que puedas. Y cuando por fin te hable, entonces es el momento de dejar de hablarla. Yo no me perdería ese momento glorioso, jeje.

Besos

Nereidas-andresdeartabroblogpost,com dijo...

¡Con lo bonito que es decir: hola buenos días -Ud primero- gracias- con mucho gusto _ etc, de todas formas creo que te han tocado excepciones. En el 7º del edificio donde yo vivo, hay un vecino que nunca respondía al saludo, ¡ le pregunté es usted sordo? - no , no soy sordo -¿por que ? ¡-No por nada! ahora me saluda siempre que nos encontramos,
pero creo que solo me saluda a mí.
Un beso

Anónimo dijo...

Comprendo que moleste... entre los vecinos siempre hay quien es mal educado,un gesto o una sonrisa no creo que cueste tanto...y nada.
Está claro que quien no responde es quien no actua bien.
Un saludo.

curro dijo...

Hay gente que van por la vida asi, allá ellos, pero es preferible saludar aunque no seas correspondida, ahí se demuestran las personas. Aunque a mi me gusta mas lo de compadres como mi paisano Perez Reverte. Un abrazo.

Myriam dijo...

La foto lo dice todo, es genial....La próxima pregúntale( amable y con una sonrisa) si se tragó un palo o desayunó con vinagre.... jajajajaja

Besos

Deybi dijo...

Este tipo de gente me incomoda grandemente. A veces me hacen sentir estúpido y loco, pero al final creo que uno es quien termina como el educado y el adaptado.

Que gusto Fayna el leerte de nuevo. Espero que sea para quedarte.