La cabaña nace para satisfacer la irrefrenable necesidad de estar a solas conmigo misma. Cualquier montañero entenderá muy bien a lo que me estoy refiriendo. Basta remontar la fatigosa subida, coronar una cresta y expandir la mirada para darse cuenta de la necesidad de trepar solo sobre uno mismo: la más difícil de las travesías humanas. Allí todo es más puro, el límpio y fresco viento de la cumbre, azota y allana los laberintos del alma, poniendo un poco de orden y paz, donde antes no lo había. Y se experimenta, junto a toda la pequeñez personal, la más honda soledad acompañada por la presencia de los otros en el recuerdo.
Han quedado allá lejos las prisas de la vida en el paisaje urbano. Aquí no hay prisa para llevar enseguida y a todas partes el propio vacío. Aquí la vida personal se vuelve densa y maciza con la experiencia de lo intemporal y la copresencia de todos.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Una Navidad como la de Dickens para todos.




¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!
Charles Dickens

Disfrutad aquí de la Trans-Siberian Orchesta y descubrid quién engaña a quién.


jueves, 15 de diciembre de 2011

Por llevar la contraria.


Poderoso aquel que tranforma la materia y es capaz de cubrir una necesidad, satisfacer una ilusión, cumplir una expectativa y proteger nuestro planeta.

Las Navidades parece que nunca van a llegar, pero de repente aparecen como a traición, igualito que una apisonadora de la que es imposible escapar.
No soy de esas que tan pronto empieza diciembre, echan por la ventana a uno de esos muñecos de papá Noel o de rey mago, pobres seres inanimados que quedan colgando del tercer piso, del sexto o del que se tercie, ya haga sol o truene y rodeados, casi siempre, de un festival de luces de colores destelleantes que convierten el asunto en algo estrafalario. A mí, esos seres desmadejados colgando de la ventana no me producen ninguna ternura, más bien me dan un poco de grima.
Tenemos aquí una celebración religiosa, que en origen no es la fiesta de San Langostino, aunque lo parezca, sino una celebración con profundo sentido para los creyentes, que haberlos, haylos, como las meigas; pero que hemos convertido por arte de cartera en una maratón inmisericorde para las madres de familia. Esas mismas que cuentan con orgullo que ni sabe realmente a cuántos reune a cenar, que ella lo prepara todo, que la casa se le hace chica...
Me gusta mucho reunirme con mi familia -con la de aquí y con la de allende los mares- y con mis amigos también, pero de lo que me quejo es de que lo tengamos que hacer todos a la vez, casi de la misma forma, !y por narices!, que ésa es otra.
Compramos como por obligación, y cuanto más se acerca el día, más estupideces hacemos. No sé este año con la crisis como será la cosa, pero hasta las últimas Navidades daba miedo ver a la gente en los centros comerciales, con esos carros regurgitando paquetes y langostinos- o percebes y carabineros si eres pudiente-. Hay quien no come uno en todo el año, cuando son más baratos, y se tira en plancha cuando suben de precio.
El asunto de los regalos ya es el acabose, pero es que como el paso doble, de seguido viene fin de año y al poco, los Reyes, día en que regalamos un montón de insensateces.


La semana pasada mi hija me preguntó:
- Mamá ¿cuándo vamos a poner el árbol de Navidad?
- Este año no vamos a montar el árbol. Aprovechando los días de fiesta y el montón de publicidad que han dejado en el buzón (la mayoría revistas de juguetes) haremos uno exclusivo para nosotras y de paso reciclamos.

Y el de la cabecera fue lo que nos salió. Con servilletas de colores y un par de hojas de celofán que había en casa hicimos las flores.
Todo por llevar la contraria y poner un poco de cordura.

                                                      !!!!!!! Feliz Navidad !!!!!!!



domingo, 4 de diciembre de 2011

Mil y un sueños

                                                      One thousand and one Dreams
                                                                          by
                                                    Yasmina Alaoui and Marcos Guerra


La artista francesa de ascendencia marroquí Yasmina Alaoui y el fotógrafo de origen chileno Marcos Guerra han hecho un trabajo precioso donde el erotismo y el misterio se funden armónicamente. Son dibujos arabescos con filigranas en henna que cubren completamente los cuerpos a modo de lienzo.


La pareja declaró que la inspiración surgió al fusionar los cuentos legendarios de Oriente Medio con el surrealismo mágico de la literatuta sudamericana.


Una mezcla explosiva para un resultado envolvente. Ya me gustaría a mí colgar alguno de éstos en casa. Acepto donaciones.




viernes, 2 de diciembre de 2011

Por esa minoría maravillosa

                                     Última entrega "Concurso Paradela"



La mayoría de nosotros somos gente sin grandes aristas, que no destaca ni por arriba ni por abajo ni por la derecha ni por la izquierda, ni tan siquiera por el centro. Somos contradictorios, pero no mucho. Egoistas, pero hasta cierto punto. Y también tenemos algo de buenas personas. Somos la mayoría, y somos como la mayoría.
A veces nos creemos aburridos porque nuestras vidas transcurren por caminos trillados y no nos damos cuenta de nuestras fortunas, que también las tenemos. Son vidas predecibles pero también hasta cierto punto, porque tambien son cambiantes y están sujetas a muchos albures.
En este transcurrir tan pacífico cualquier incidente puede convertirse en un acontecimiento. Y esto, como todo, da pie a muchas lecturas. A veces convertimos en una desgracia algo que carece de importancia o, al contrario, y es casi peor que lo anterior, hacemos como que no pasa nada, no vaya a ser que crean que nos importa ... algo.
También es muy triste que nos agarremos a la rutina como el náufrago al salvavidas y que nunca nos echemos a nadar, no vaya a ser que flotemos o, incluso, que lleguemos más lejos.

La foto que encabeza el post me hizo pensar en la gran mayoría,  pero sobre todo, en esa minoría maravillosa que destaca, básicamente, por conseguir llenar su vida de pequeñas locuras entendiendo que, para bien vivirla, hay que hacerlo con todo el entusiasmo y sobredosis de alegría.